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  1. XLV

    domingo, agosto 05, 2007

    Dejé por ti mis bosques, mi perdida
    arboleda, mis perros desvelados,
    mis capitales años desterrados
    hasta casi el invierno de la vida.

    Dejé un temblor, dejé una sacudida,
    un resplandor de fuegos no apagados,
    dejé mi sombra en los desesperados
    ojos sangrantes de la despedida.

    Dejé palomas tristes junto a un río,
    caballos sobre el sol de las arenas,
    dejé de oler la mar, dejé de verte.


    Dejé por ti todo lo que era mío.
    Dame tú, vida, a cambio de mis penas,
    tanto como dejé para tenerte

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