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  1. De dos en dos

    lunes, enero 29, 2007

    Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.

    En mí, la personalidad es una especie de infección anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.

    Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una psiquiatra de moda.

    Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W.C.

    Imposible lograr un momento de tregua, de descanso! ¡Imposible saber cuál es la verdadera!

    Aunque me veo forzado a convivir en la promiscuidad más absoluta con todas ellas, no me convenzo de que me pertenezcan.

    ¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo me pregunto-- todas estas personalidades inconfesables, que harían ruborizar a un carnicero? ¿Habré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este amante marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse, o con este cretinoide cuya sonrisa es capaz de congelar una locomotora?

    Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca, una explosión de fuerzas encontradas que se entrechocan y se destruyen mutuamente. El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un tal cúmulo de dificultades,

    antes de cometer el acto mas insignificante necesito poner tantas personalidades de acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier cosa y es per a r que se extenúen discutiendo lo que han de hacer con mi persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas juntas a la mierda.


  2. 1 comentarios:

    1. Anónimo dijo...

      Quizas todas ese conglomerado sea tuyo,o no.
      Quizas sufres el sindrome del artista.
      Quien sabe hasta que punto ese cocktail sea tan terrorifico; te lo cambio unos dias por mi unica personalidad. Podrias hacer una inmensdad de cosas en tu vida!!!!
      o quizas no. Quien sabe!!!